martes, 15 de mayo de 2007

Limpiando el baúl

Un montón de mochilas y bolsas de deporte, la mayoría rotas (incluida la que tiene forma de zapatilla de Emilio Aragón)
Algunas raquetas y pelotas de tenis, pero si lo mío era el fútbol.
Y la piragua de los Clips (o Playmovil, aunque casi no se movían), que flotaba y era imposible voltearla.
Y las peonzas, pintadas con pintauñas, aunque ya sin chinchetas. Aún recuerdo la de punta de tornillo, que un coche atropellaba y giraba tan rápido que saltaban chispas del asfalto.
El BMW Z-1, este era de mi hermano, y corría más que el mío, ¿funcionará aún?
La colección de animales, nunca me gustaron demasiado, eran sosos, pero hay que reconocer que son bonitos. Mi favorito, el tigre con la zarpa al revés.
Joder, los GIJOEs, con algunas de las armas. Aunque los que quedan vivos no se corresponden con las armas. La verdad es que siempre me gustaron más los Cobra, molaban más. Sólo se salva Countdown, que volaba, pero, joder, ¿tenía que ser bueno?
Aún sigue por aquí el Ford Escort amarillo, que nunca le giraron las ruedas, pero que lo tenía desde que recuerdo, incluso antes seguramente. Y el de Hot Weels que aún sigue siendo el que mejor rueda.
¡¡Y la Pala Verde!! (en mayúsculas, que merece un respeto), la de todos los veranos, cuantos hoyos y castillos (o intentos inundados de ellos)
Me obligan a tirarlo y a hacer limpieza, pero salvaré a algunos.

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